Califica este post

«¡Mi perro no viene cuándo le llamo!» Esta, es una de las quejas más habituales entre los propietarios y no es por gusto, ya que la llamada es la orden más importante porque puede salvarle la vida a nuestro perro y con ella, evitamos ciertas situaciones problemáticas.

Pero antes de ponerle solución, vamos a conocer primero cuáles son los motivos de no venir a nuestra orden.

 

¿Porqué mi perro no viene cuando le llamo?

 

Los motivos que pueden llevar a que nuestro perro no venga cuando lo llamamos pueden ser numerosos, aquí voy a exponer los más habituales.

Estímulos del entorno:

Es muy habitual que el perro acuda a la llamada en casa, pero no cuando está en la calle.

Esto es debido a que, en casa, nuestra llamada le motiva más que los estímulos del entorno, situación que en la calle cambia debido a la gran variedad de olores, presencia de personas, perros y otros animales, restos orgánicos, (cacas, comida, animales en estado de descomposición, etc.) bicicletas, vehículos a motor…

Valor de la llamada:

El valor que tiene la llamada puede ser positivo, negativo o neutro y dependerá de lo que al perro le resulte motivante, lo que prefiera evitar o incluso aquello a lo que no da valor.

Por ejemplo, el perro puede estar muy motivado por un trozo de comida si no está saciado, pero si hace poco ha comido bastante, puede haber perdido esa motivación y si sus niveles de estrés son muy altos, o se encuentra mal físicamente, puede llegar a evitarlo totalmente.

Si las asociaciones que ha hecho nuestro perro de la llamada son que cuando acude le cae un rapapolvo, le atamos para irnos a casa o deja de pasárselo bien, será cuestión de tiempo que deje de venir.

Falta de vínculo o vínculo inadecuado:

La falta de vínculo es habitual cuando nuestro perro no pasa tiempo de calidad con nosotros. Si nuestra relación con él carece de momentos de ocio, juegos y afecto, lo más normal es que prefiera hacer otras cosas antes que acudir a nuestra llamada, debido a que la vinculación es mínima.

El vínculo con nosotros también puede llegar a ser fuerte, pero inadecuado.

Darle al perro atención, caricias, juego y comida siempre que lo demanda, premiando estados de excitabilidad exagerada o incluso ante sus malas conductas, enturbia la relación, le da al perro un falso control de la misma y fomenta el hiperapego. Cuando le llames, hará lo que le venga en gana, como ya hace habitualmente.

Llamarle en exceso:

Abusar de esta orden hará que el perro tarde o temprano deje de prestar atención, como dice el refrán, “lo poco agrada y lo mucho cansa”.

Liderazgo incoherente:

Ser líderes incoherentes e imprevisibles genera ansiedad en nuestros perros y nos desautoriza, con lo que también puede tener un efecto negativo en la orden de llamada.

Desborde emocional:

En estos casos, el perro es incapaz de atender a nuestra orden, ya sea por estados de miedo elevados, gran excitabilidad durante el juego, o estar enfrascado en una pelea, las emociones habrán tomado el poder.

Las fuertes conductas instintivas tampoco le permitirán al perro hacernos caso, el macho perseguirá a la hembra en celo y el perro que tenga un gran instinto de caza, o una de las pulsiones de este comportamiento más desarrollada, no podrá acudir a nuestra llamada y no porque no quiera, sino porque sus instintos le gobiernan.

Para que nuestro perro venga siempre que le llamamos, vamos a trabajar la llamada en casa y en la calle. A continuación, os explicaré primero cómo enseñarle a venir en casa.

 

Mi perro no viene cuando le llamo en casa ¿Cómo lo soluciono?

 

Mejorar el vínculo y ser líderes coherentes es fundamental, no sólo para trabajar la llamada, sino para que de aquí en adelante la relación con nosotros sea mejor. Tendremos que aumentar los momentos placenteros, en los que además de pasarlo bien, estaremos reforzando nuestro vínculo.

Los juegos, el afecto y las chuches tendremos que dárselos como consecuencia de sus buenas conductas y no como resultado de su demanda de atención constante.

No pasa nada porque le demos cariño o juegos cuando nos apetezca, incluso aunque sea él el que viene a buscarlos, siempre y cuando también aprenda a respetarnos cuando no tengamos ganas de jaleo o estemos haciendo otras cosas.

Ser coherentes con los límites y las normas, también es fundamental. Por ejemplo, si no queremos que se suba al sofá, el límite se lo tendremos que poner siempre y también decirle que lo ha hecho muy bien cuando acepte nuestra autoridad sin rechistar.

Enséñale a acudir a la llamada en casa

Si hemos empleado una orden para la llamada a la que no ha hecho caso en bastantes ocasiones, será mejor que la cambiemos. Para trabajar en casa, emplearemos una cuerda de cinco metros, podemos trabajar este ejercicio durante cinco o diez minutos y dos veces al día.

Le llamaremos por su nombre y daremos la orden “Tobby, ven”, el tono debe ser grave y alegre, nos agacharemos mientras viene y pondremos un tono agudo que le incentive a venir.

Si no viene o cambia de dirección, diremos ¡NO! de manera cortante y firme y mientras damos la orden de nuevo, tiraremos levemente de la correa y volveremos a utilizar el tono agudo y amigable, diciéndole ¡Muy bien, ven!

Si volviese a cambiar de dirección, repetiremos la misma dinámica de nuevo. Cuando llegue, le daremos afecto y/o juego.

Tiene que asociar la llamada con cosas positivas, por eso cuando vayamos a la calle, diremos su nombre y la orden de llamada “Tobby, ven”.

Si es de esos perros que evitan venir cuando vamos a la calle, que se esconden o que empiezan a jugar al pilla-pilla, nos veremos obligados a saltarnos esta parte del adiestramiento.

Cuando ya venga siempre, además de practicar en la calle, elevaremos la complejidad, practicando, por ejemplo, en su hora de comer.

Le pondremos la cuerda de cinco metros para trabajar la llamada en dirección opuesta a donde esté su comida, (tiene que poder ver su comida, pero no debe estar comiendo) si viene, le permitiremos comer, si no viene, repetiremos como ya expliqué.

Imagen de un perro con su propietario

Mi perro no viene cuando le llamo en la calle ¿Qué debo hacer?

 

Para trabajar la llamada en la calle utilizaremos el mismo método que en casa, lo único que cambiará en este caso será la cuerda, que tendrá una extensión mínima de 10 metros.

Empezaremos en entornos tranquilos, con los menores elementos distractores posibles y de manera paulatina iremos aumentando la dificultad.

Cuando ya venga en entornos que consideremos de dificultad alta, en los que el perro hace un tiempo no nos hubiera hecho ni caso, podremos pedirle a un amigo o familiar que colabore con nosotros.

Para esta colaboración necesitamos que la persona que nos ayuda le dé a nuestro perro algo que le motive mucho (juego, comida, caricias, etc.) y cuando le hagamos una señal visual, deberá quitárselo, en ese momento utilizaremos la orden de llamada.

Este ejercicio tiene la misma finalidad que el que trabajamos en casa con su plato de comida y es que la única manera de obtener lo que más desea, es venir a nuestra llamada.

Cuando la llamada sea fiable, podremos empezar a cortar la cuerda entre 20 y 50 cm cada día, esto sirve de transición para que el animal no vea la ausencia de esta de manera brusca, más vale prevenir que lamentar.

Ahora que ya tenemos trabajada la llamada, debemos evitar que se estropee, no llamándole en exceso, no regañándole cuando llegue a nosotros, acercándonos a cogerle cuando nos tengamos que ir a casa en lugar de emplear la llamada (en los casos en que tengamos que llamarle obligatoriamente, podemos jugar un rato con él antes de irnos).

Ejercicios adicionales

También podemos mantener la motivación hacia nosotros con dos ejercicios que realizaremos de vez en cuando mientras está suelto.

 

  • Ejercicio nº1: Cuando tenga puesta la atención en otras cosas, nos esconderemos y cuando se percate de que está solo y se ponga un poco nervioso, saldremos de nuestro escondite, le llamaremos con mucha alegría y tendrá un gran recibimiento con juegos y/o caricias.

 

  • Ejercicio nº2: Cuando esté a cierta distancia de nosotros, le llamaremos con un tono de voz alto y alegre, esperaremos a que nos mire y saldremos corriendo en dirección opuesta a él. Cuando alcance una velocidad importante, nos pararemos en seco, nos agacharemos y le felicitaremos a su llegada con juegos y/o caricias.

 

Aclaraciones finales

 

Durante el adiestramiento de la llamada, no fomentaremos que venga y salga corriendo inmediatamente, sino que permanezca en calma unos segundos y si es sentado de frente a nosotros, mejor.

La llamada es una orden que se debe enseñar elevando el nivel de dificultad poco a poco. En el caso de que no tengamos elementos de control como la cuerda y nuestro perro no la haya aprendido todavía, será contraproducente utilizarla, siendo lo correcto atraerle hacia nosotros de cualquier otra forma.

Personalmente, no me gusta utilizar la comida para esta orden, prefiero que venga cuando le llamamos gracias a una relación saludable en la que imperé un buen vínculo y el respeto, en lugar de un suculento trozo de salchicha.

Después de aplicar todas estas pautas, dejarás de decir, ¡Mi perro no viene cuando le llamo! O al menos eso espero, pero si se te resiste o quieres solucionar cualquier otra desavenencia con tu perro, no dudes en ponerte en contacto con un buen educador, etólogo o comportamentalista canino.

Imagen de mi perro no viene cuando le llamo en la que sale un border collie.